Reflexionando en el tema de la aventura de ser maestro, me di cuenta de que a la mayoría de los docentes nos suceden cosas muy semejantes; y que todos, de una manera u otra hemos pasado por ellas.
Pensar que la motivación, o hasta el estado de ánimo del docente, influye de una manera determinante en la comprensión del tema, me hace detenerme, y hacer un alto, para autoevaluarme, y diseñar una estrategia que pueda solucionar este malestar; ya que a veces no somos capaces de desprendernos de todas las cargas personales que podamos tener, al momento de estar frente a grupo.
Me di cuenta que debo ser más servicial, y dedicar un mayor tiempo en los alumnos, aunque esto signifique sacrificar algo personal. Y que llegue el momento en que no lo veamos como un sacrificio, sino como un deleite y satisfacción.
Una vez escuché decir a alguien: “Donde está tu tesoro, allí está tu corazón”…